martes, diciembre 01, 2009

Zoléscuela




La otra noche estuve espiando la escuela que queda justo atrás de mi cabeza, cuando duermo mirando una luz amarilla que me señala una dirección que no tiene sentido.

Esa misma noche, me percaté que había siete luces prendidas permanentemente y una intermitente. Siete salones de clase tenían la luz prendida a la hora en que la luna empieza a bajar. Y en la cancha de fútbol de la escuela, las farolas alumbraban de manera intermitente.

Yo me quedé soñando con mi niñez.

Y al abrir los ojos, me encontré con un mañoso espectáculo de mi incrédula fe. De las luces intermitentes aparecían niños. Y gatos negros. Niños y gatos negros. Se movían en maneras desordenadas y prendieron más luces.

Prendieron todas las luces de la escuela y ya no se veía sino las sombras de terciopelo calcinante.

Cuando empezaron a bailar, yo decidí acostarme a dormir. No soporto a la parca bailando y a nosotros, los felices, volviéndonos tristes infelices.

Cuando me quedé dormido, sólo pude soñar con niños felices corriendo por una escuela que tenía de escolta al sol.

“Hay que reírse un poco que la muerte siempre está,
Vamos a hablar de algo que nos haga divertir
Que de tanta sonrisa la muerte se va a inhibir”

jueves, noviembre 19, 2009

Dios
Insignificante Signo llano de significadoS
Llanura inmensa de la Significación
Inventada


Alma
invención certera de la realidad
realidad incierta de la invención
                                                                                                                      in-creada

Cuerpo
inversión de lo perdido que se gana
ganado invertido en perder
                                                                                                                      (muriendo)


Vida
conversión de lo mentiroso en verdad
Verdadera concreción de la mentira 
                                                                                                                      (que miente)

Materia
in-elucubración recreada por la imaginación
imposibilidad inimaginada de mentir
                                                                                                          sobre lo verdadero

Verdad
la contradicción menos explorada
la exploración de la contracción explotada

Yo
la llenura de tú-ella -y- ellos
el contenido explícito del nos otros


La huella de lo bello llena

martes, noviembre 17, 2009

I love you to(o)

Si alguna vez te dijera que tea mo, te lo diría de tantos sentidos como pudiera exprimirle a mis sentidos.

I love you to(o) amando amarte (amaándote)

I love you to(o) llorando llorarte (lloraándote)

I love you to(o) añorando añorarte (añoraándote)

I love you to(o) besando besarte (besaándote)

I love you to(o) hablando hablarte (hablaándote)

I love you to(o) callando callarme (callaándome)

I love you to(o) amaneciendo amanecerte (amaneciendo)

I love you to(o) calando calarte (calaándome)

I love you to(o) bailando bailarnos (bailaándonos)

I love you to(o) sintiendo sentirte (sintieéndonos)

I love you to(o) creyendo creernos (creyeéndonos)

I love you to(o) explorando exporarnos (exploraándote)

I love you to(o) sensasionando sensasionarte (sensasionaándonos)

I love you to(o) perdiendo perdernos (perdieéndonos)

I love you to(o) leyendo leerte (leyeéndote)

I love you to(o) escribiendo escribirte (escribieéndote)

I love you to(o) jugando jugarte (jugaándote)

I love you to(o) cantando cantarte (cantándonos)

I love you to(o) ilusionando ilusionarte (ilusionaándome)

I love you to(o) encantando encantándome (encantaándonos)

I love you to(o) ver viéndote llover (lloviéndonos)

If I love you to(o) yo ver llover mientras tu me ves llover y yo viendo que está lloviendo mientras yo te veo llover. Y cuando yo más te veo llover en el año (rar) tú me llamas y te ocupas antes de ver en dónde te puedo yo-ver.

sábado, julio 19, 2008

Tumbando las asperezas que se liman al andar

En Tulcán me paró un señor y me dijo que la coca era ilegal. Yo le dije que no soy y que sólo sé amar. Mi amor me dijo que estaba colgándome en mi inocente longevidad. Y el señor de uniforme gris me pidió cuarenta dólares para no aprehenderme.
Yo no aprendí.
En Quito me asustaron los altos edificios parados y los túneles en donde los besos saben más sabroso. Me busqué en los viejos recuerdos que me aferraban a ese lugar, pero al otro lado del teléfono algunas voces frías e inconexas me retrasaron la ambición.
No me encontré.
En Manta me cubrí con el manto del mar y la playa me arropó con el mantra. El porro me supo a aguacate y la asamblea me dio correa. Caminé y gasté lo que debía pero estuve comiendo camarón que intoxicó al amor.
Yo me silencié.
En Tumbes no me tumbaron y vi el gran poder del sol. Luego caminé como quien busca a Jesús y llegué a un Jerusalém tan cochino como el Ingeniero Alberto.
Jesús estaba en cuadritos.
Ahora me llegué a la lima para que mis asperezas se tiñan de arroz paracas y mis amores se recuerden en los trayectos alados al lado del mar.
Estoy colgado en el amor y subo nota en el final.
De la noche limeña.

martes, junio 24, 2008

Siete Fragmentos de ¿Nada?

Tengo los párpados brotados por la inefable sencillez del insomnio al que tu recuerdo me incita.

Y al pasar la noche me despierto con las primeras luces enloquecedoras del día que cegan mis ojos en el reflejo de tu cuerpo.
Eres tú la primera imagen que se forma en el entendimiento cuando me despierto.
Son tus ojos, almidonados con mis quereres, los que se me presentan con el llegar del nuevo día que transcurrirá, como todos, albergando en mi paciencia a tu ausencia, tan presente como los besos que te voy mandando en cada letra, en cada suspiro, y con las caricias de mis manos sobre tu piel, que a su vez se imagina a tus fuertes manos balanceándose sobre mis dedos.
Tus imágenes se van convirtiendo en vitaminas para la espera.

Tu recuerdo es el licor con el que me voy volviendo loco… y tus brazos son el albergue en el que se encuentran mi corazón y mi estómago.
Te renombro con cada palpitar y te observo, desde la lejanía cada que me repito la palabra vivir. Los días, estos tortuosos y mentirosos días, no se me reservan para mí ni un pedacito de gloria. Cada que me dispongo a discutir con mi impaciencia y mi inanición, me encuentro con la miserable desfachatez de una nueva mala nueva.

Enciendo entonces la vela de la esperanza, pero la esperma caliente se va confundiendo entre la inhóspita hierba que me convida a vivir, sin esperanza.
Sin esperar.
Retorno a las disquisiciones salúbricas sobre mi estado de condolencia y sólo encuentro la intolerancia de mi pensamiento incesante que, perdiendo, vuelve a centrarse en mi clara necesidad de verte, para seguir pensándote.

Tomo un café y vuelvo a caer en la certeza de tus ojos oscuramente claros, casi clarividentes. Destapo con sumisión y sigilo una cerveza y me recreo en una cinta de video que te proyecta en la pared de mis sueños, aun cuando yo no me aparezca en tu dormitar.
Me echo de más cuando te echo de menos.
Me desplazo por las letras sagradas y profanas de la muerte, y me siento como un grito paseándose por la ronca voz de la puerca vid de un juego de ajedrez.
Abro con delicadeza un sobre de azúcar para endulzar mi lengua que a veces parece enlodarse con la hiel de mi corazón sin ti.

Me endulzo cruelmente con la melancólica presencia de tu paciencia impaciente, sin carne roja en el trópico.
Prendo un cigarrillo con la clarividencia casi irrefutable de la muerte que acompaña ahora a ese poeta.

Retumban en mis oídos malsanos las voces minúsculas de dos niños casi blindados de la barbarie y cantando Sócrates mientras frías gotitas envainan su cuerpecito juguetón que parece no equilibrar las consecuencias y parece nadar por encima de la nada, empedrándose en el interior de nuevos fracasos risueños.
Y tú sigues a mi lado.

En cada almuerzo catastrófico, en cada nota desconocida de una vieja canción conocida.
Sigues en cada hielo que desaparece entre el amarillento morir de un whisky.
Sigues presente en cada estruendosa lata de cerveza y en cada penetrable invitación a un vino. Sigues presente en la sudadera de un colegio rural que no suda. Sigues presente en el maullar de un gato negro y en el escape de un perro manso.
Sigues tan presente en mi mente, como tu ausencia con licencia.
Si te despegas, me abandonaré a cada poro de tu cuerpo y a cada cáliz del misterio.
En medio de la cuerda locura -que no me cura- de tu ausencia.

lunes, abril 21, 2008

8 Fragmentos de Nada

Lloviendo

Yo bien do
y
tú bien sol

9 Fragmentos de Nada


Amo el ramo
y
fumo lo que esfumo.

Vendo lo que atiendo
y
bebo lo que pierdo.

Estoy con el hoy
y
me mando a tejer el ayer.

Amo la mañana
y
enmaraño todo lo extraño.

Encierro lo que entierro
y
termino mi camino.

Posa la roca
y
mueres con los quereres
de mi boca.

(Amenazas con el crudo misterio del olor del hambre)