CIELO IV

CIELO IV
O DE CÓMO SE DESVANECE MI ROSTRO EN LA TELEVISIÓN
TOÑO G-S

Mi rostro lentamente desfigurado…
Mi rostro, lánguidamente desvaneciéndose frente a la pantalla de un televisor,
Televisor que concatenadamente se va encendiendo para llegar al pálido color blanco y blando del inicio del único juego de video que poseo.

La panorámica es la siguiente: Yo, sentado y vislumbrando un horizonte de ideas aburridoras que excitan, sentado renuentemente frente a esa pantalla medianamente empolvada… yo, sentado, mirando una pantalla negra, negra como el color de ese pelo. Negra, pero finalmente dejando reflejar mi rostro malherido y tedioso. De repente… decido respirar un poco, y mirar en dirección norte por la ventana del cuarto en donde me encuentro… francamente, de antemano conozco el destino de mi mirada: el Cielo. Cielo, por cierto, bastante nublado, lo suficiente como para entender que quiere llorar, o como llaman aquellos que no lo han amado, a punto de llover. No se alcanza a conjeturar ni un solo pedazo azul… ningún pedazo de uniforme médico estudiantil, tan nuevo, como para entender que ella apenas está en primer semestre, aunque esté repitiendo. Está completamente desnuda… sí, el Cielo está desnudo cuando tiene nubes por doquier… porque encuentra uno el color blanco, muy blanco, correspondiente al color de su piel. Mi rostro entonces, cambia el tedio y las heridas, por la melancolía.

Vuelvo mi mirada al televisor… cansado de esperar, porque mi aparato reproductor de juegos de video toca encenderlo y apagarlo desde siete a sin-cuenta veces para que funcione (todo es culpa de un mal golpe que le di, debido a mi necesidad urgente y angustiosa de evacuar orines de mi cuerpo, por allá en el año 2002) y a veces ni siquiera se le da la reputa gana de funcionar. En el momento en que lo apago, dispuesto a volver a prenderlo y con la pequeñísima ilusión que funcione para así, calmar mi ansiedad alienizante de jugar algunos partidos ficticios, con jugadores creados por mí mismo (entre los que se encuentra Toñito G-S, Fede Ardila, Juancho Salazar, Sergito Lizarazo, cómo no! El crack de los cracks, Sebastián Galeano Mc con el número 6, que él algún día me pidió, y también usted, amigo lector incondicional, el único que tiene la osadía de comparar alguna palabra mía con alguna de Pablito y no exactamente Zambrano, sino del de aquel que parió Valparaíso, hace ya un buen tiempo) y proponerle a mi vida un poco de negación del ocio (o neg-ocio?). Encuentro aquella pantalla negra, protagonista de este escrito, tanto como negra está mi vida… ahí aún puedo ver mis ojos… mirar mis ojos en la pantalla de mi televisor cuadrado… tristes, pero en la televisión (como los de Factor X), y aún con ganas de triunfar, pero no de famar… más bien ganas de cronopiar. Aparece de repente, el color blanco, sin pedir permiso, porque bien dice una canción: “ese Cielo Azul que todos vemos, Ni es Cielo Ni es Azul”, y asimismo, termina con el reflejo opaco pero verídico de mi rostro. Mil y una vez, o mejor… sin-cuenta veces intento jugar… pero el aparato no funciona… está averiado, como mi aparato respiratorio… está frágil, como mi aparato óseo… está lento, como mi aparato circulatorio… está trabado, como mi aparato nervioso… está malherido, como mi aparato amatorio.

Todo por culpa de unas malditas ganas de orinar…
Todo, pero todo, por unas malditas ganas de alejarse de mí.

TOÑO
10-11-05