jueves, marzo 30, 2006

"Sobre Charly Fito y yo"

De espaldas ante el mundo se encuentra, acorralado contra la pared de seda, tan acogedora como su mochila de fique, porque en ella, se hallan sus historias inconmensurables e incontables, que solo él mismo, sabe hacerlas fraguar. Y se sumerge poco a poco en su placida burbuja y recrea un recuerdo en el vacío del último día, el finalísimo adiós de las despedidas… De lo que se va para volver sólo de vez en cuando en recuerdos que lo hacen llorar de temor y de rabia, y con la incertidumbre eterna de volver a encontrar esos sentimientos y/o sensaciones que sentía ese fatídico 10 de noviembre. De pronto todo es confuso, todo aquello que escribió algún día, parece que perteneciese a otra persona. Es incapaz de concatenar sus historias, y solo puede recordar fragmentos etéreos que no dejan mas que una sensación de intriga por volver a caminar sobre los pasos anteriormente dados.

En su corazón, ve el paso del tiempo, y gracias a las cicatrices se da cuenta que nada en esta vida, ha sido en vano. Aparece a lo lejos una imagen, que le causa intriga, ve un rostro delicado, y unas piernas tan suaves como la piel de un niño… Su recuerdo disfrazado toma forma de algo que en algún momento del tiempo, tuvo su lugar, y piensa de nuevo…Un deseo, una mujer; una la soledad. La rabia de no entender lo escrito, la incertidumbre del destino… La reconciliación de dejar un poco de esperanza luego de analizar (y por tanto ultrajar) la vida. El pleonasmo de volver a intentarlo… Salvar esos besos, salvar la vida; hacer la revolución propia pero a la vez, reclamando por encontrarse en su propia oscuridad y entendiendo que el alcohol que más embriaga, es el que su mente destila, y queriendo dormir, bajo alguna seductora influencia.

Y conforme por recordar lo no recordado, se dispone a escribirlo de nuevo, para nunca mas le vuelva a pasar algo similar. Y es que la amnesia que produce la vida, la recordamos cuando de noche nos deslizamos lentamente en la almohada de las historias inconscientes que algún día fueron, y que de alguna forma, volverán.

Es la incertidumbre de saber si son sueños… o si son recuerdos… tocarse las manos frías debajo de la almohada, en una ciudad fría y recordando que recordar, es el único placer que nos queda, hermoso compañero.


“Como un loco perdido en la lluvia, mi amor: DESCALZO!”


Toñito G-S y Sebastián G. Mc


1 comentario:

Anónimo dijo...

bajo las sombras de las palmas,ligeras, intocables, bajo su manto esta extrañandolo la ciudad de las velas nunca apagadas por el frío siempre pasajero, de los recuerdos vivos en la muerte de la soledad. se extraña su inalcansable figura que tando quise, que tanto quiero.

fuerza divino!