MAYO 20, 2003
MAYO 20, 2004
MAYO 20, 2005
Por fin me paré y salí... de nuevo a buscar al sol... abrí cuidadosamente la puerta que me separa del garaje, y salí... la cerré. Luego busqué la llave del candado, hice el mismo procedimiento y vi el cielo después de mucho tiempo... lo debía ver, porque hoy es 20 de mayo, esa fecha fatídica en la que me embarga el color negro y la tristeza familiar se mueve.
Pero no encontré el sol, en cambio estaba ella, la luna y apenas eran las 3 y 30 de la tarde. el cielo (ojo, el cielo, no Cielo) se veía triste, desangrado pero cuidándome. Yo sentía como que la luna era ella, y me cuidaba de esta ciudad... el cielo mitad rojo, mitad azul me amparaba placer... y me llenaba de recuerdos. Será que mi prima vio la luna?... será que por eso era que se mecía sin cesar cada noche? será que desde aquel balcón lleno de tristeza miraba a su madre y hablaba con ella?
Parecía como loca... se mecía sin parar y yo la observaba desde mi terraza... unos cuantos metros más abajo. Tan sólo veía su cabeza, su hermosa y pequeña cabeza moviéndose singularmente. Es tan simple la ecuación que ella quería lograr la elipse.
Cómo mata la muerte.. no? cómo redime los sentimientos de un corazón enamorado y cómo vive el viento norte.
Mañana triste... y aún si quería llorar, no podía. Ella se estaba gastando su porción de lágrimas y me había pedido un poco, yo con gusto se lo daba. Recuerdos fatídicos de la mañana en que mi hermano me contaba la triste noticia.. recién se habían pasado a vivir al frente, y ella, tan sólo pudo ver el grado de su hijo glorioso, quien partía en taxi, vestido de gala, y con la toga en bolsa... y al hombro. No alcanzó el tiempo para que me viera a mí... no en taxi, pero con la sonrisa más placentera en mucho tiempo... caminando por mi parque San Pío y pensando cada mañana que lo crucé... fumando mi habitual cigarrillo... aspiré y me encontré a mi madre, me tragué todo el humo, y boté el cigarrillo para pisarlo con mi pie derecho, el asesino... mi madre, muy elegante y recién arreglado su pelo, me miraba con el orgullo que sólo se siente al ver a su hijo camino al diploma de bachiller... marchando cual si el momento más feliz de su vida fuera ese. Marchando el glorioso recorrido hacia la silla que me esperaba, aunque muchos no lo creyeran con el nombre impreso en un papel de mala calidad: ANTONIO GÓMEZ SÁNCHEZ.
Mi vecina, con orgullo me veía caminar... y sentía la alegría inmensa de su madre, que desde arriba me cuida, me transforma y me ama.
Por eso cada noche, cual ritual católico, prendo la velita verde y gordita que me regaló ella, y con la luz que me ilumina duermo seguro, tranquilo porque se que al despertar estará apagada... Ella la apagó con un soplido para que no se ocasionara ningún incendio, y en cada mañana miro al cielo desde mi ventana que da al jardín infantil y le doy gracias a esa estrella protectora que me cuida cual si no pasara nada.
GRACIAS.
NUNCA ESTOY EN LLAMAS CUANDO ME ACUESTO.
20 de mayo... siempre contigo, cada año.. hasta el reencuentro con tu madre... con mi estrella.
ESCRITO ESPECIALMENTE PARA AMAPAS... Y POR MÍ.
20-05-05
2 comentarios:
Toño está hermoso este luto inmenso.
Toño qué debiera decir que fronteras debo respotar...
Toño sí usted escribe así qué pasa después?, seguirá escribiendo asi de bien?.
Toño, felicitaciones a ese luto; el cual, sin desearlo, logro ser vida en un hermoso texto.
Juan Pablo
GRACIAS...nose que mas decir... gracias por vivir conmigo eso..
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