lunes, septiembre 19, 2005

NARRADA MEMORIA DE TARDE

Cómo no escribirle a ella....
cómo no escribir después de tanto no-sufrir....
cómo pretenden que no escriba si lo que vivo es más hermoso que el paraíso, por eso prefiero vivir....
y es que son tantas las razones por las que podría escribir.... las cosas de la vida, como bien dice Andre, van llegando poco a poco... cuando uno menos se las espera.


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NARRADA MEMORIA DE TARDE
O DE CÓMO DESCUBRIÓ SUS BRAZOS DE SOL
TOÑO G-S
Ella recoge el humo de la boca de él con las manos... es un humo desaliñado, enmarañado y enreverado. Un humo consciente de lo inconsciente colectivo... un humo que sabe que sabe a cáncer... es el humo del eterno y soñador cigarrillo... es el humo de despertarse a las 4 de la mañana... 4:30, y debido a la inmensa luz de la luna que por la ventana no paraba de brillar... centellos y ráfagas fuertes y ardientes de luz blancas.. poco usuales para ser lunares... pero así eran. Volviendo a ella... ella intenta agarrar ese humo como recuerdo verídico de un momento espontáneo común de pareja que se acerca, se besan, se tocan, pero no se nombran. Intenta agarrar el humo, porque le parece necesario difuminar su bonita estela en el aire que poco a poco se lo va tragando, como desapareciendo entre la multitud neoyorquina. Es un mounstro enorme ese aire que consume el humo que anteriormente fue consumido por él. Él está acostado al lado de ella, como queriendo perpetuar su inocua y hermosa mirada. Sabe que a veces se queda corto para definir y hacerle entender la belleza y la fuerza que infunde su mirada.... ella sólo recorre su propio cuerpo con una mirada certera que no consigue adaptar a una realidad concreta y en tres dimensiones. Ella y él... juntos los dos... en una silla que parece tan extensa como una selva... tan pequeña como una playa.... con una cortina que lentamente se va decidiendo sobre su cara... es un velo blanco, transparente casi, que camina lentamente por sus gotas de rocío... por sus ojos multicolor que recuerdan a mí. Él sabe que ella lo quiere, porque lo siente, y él siempre sabe lo que siente. No tiene miedo, porque comprendió que la muerte era un camino sincero para encontrarnos con nosotros mismos y suspirar... porque entendió, que con un beso, aún en la posición más incómoda y aguantando la respiración, era vivir la vida con dignidad alterante y sobrehumana, y así, tan sólo así poder conciliar un sueño ahorcado en pequeñas cúpulas de nieve sin cruz... y aunque sabe que no conoce la nieve, entiende que el frío proveniente de sus blancas manos es el esperma sagrado y Divino del amor en potencia... y sabe que tiene que sentar cabeza.... se siente perverso y políticamente incorrecto... siente que las autopistas transportan carros pero no almas.. siente que es mejor esperar a su amada a la puerta de la estación del bus, ante la mirada inmiscuyente y aterradora de un calvo traicionero que mira arriba y abajo su cuerpo con pasión deseosa... sabe que no hay nada en el mundo mejor que mirar de costado a un homosexual atrevido que lo mira detenidamente para centrarse en su entrepierna muy juvenil y casi virgen... imaginándose con él en la cama haciendo realidad sus deseos sexuales y un poco banales de tener a su lado pegando bien duro de atrás a casi un niño que asustado lo mira y angustiado la besa... la besa porque con ella tendrá que esperar a otra oportunidad aquel malvado emperador con cara de emperatriz y ganas de violar con mucha fuerza el sexo de su vida.. con un polvo juvenil y varonil. 139 lexatins.
Volviendo a ella... vuelvo a ella para contarles lo poco que se... esa parte que vos no conocés. Ella, por supuesto, está al lado de él... acostada con las piernas cubiertas y los pies abrigados pero sin zapatos cubiertos casi de seda por unas medias con colores brillantes pero sólo tres.... un verde que chilla y agrada a la vista encajado casi perfectamente con un blanco de huevos que deja entrever la nebulosa piel de su pie. Un azul diminuto que comparte con la media de él (que es sólo blanca, pero con una diminuta ranura azul que deja ver el pedazo de mar que aún guarda en su caminar) con el nombre de un país que quisiera, tal cual Quijote, no acordarme. Esas medias y esos pies forman caras según ellos... forman caras que se van tocando, acariciando y besando... lo suficientemente cursi para que los dos suelten mil risas que saben un poco a spaguetties carbonara que él preparó y unas papas quemadas y algunas muy crudas que ella picó y él dejó dañar. A veces son tan ridículos que no soporto mirarlos de cerca por ansia de estar en el lugar de ese joven que más que poco, tiembla... tiembla mucho de miedo al saber que sí puede ser. Su lucha constante es contra la cursilería, y no se dan cuenta que finalmente ellos terminan escribiendo con sus cosas casi un manual de lo cursi... sin embargo, tratan de ser secos aunque en ocasiones de menta demente requieran de un poco de pasión. Pero esa tarde... la tarde que les intento narrar, lo sé, poco elocuentemente, era un poco especial... no sería para nada una importante fecha... de hecho no sabían muy bien dónde estaban parados ni qué día era... pues sus tardes eran de vicio y ocio, pero esa tarde, luego de comer comida y vomitar el odio, no tomaron ni un sólo trago al revés... al derecho tampoco lo que era común en sus encuentros amorosos y deseosos... no tomaron y se besaron... era la primera vez que un beso no sabía a marihuana ni alcohol... sólo a buen cigarrillo... tabaco fino aunque importado. Odia él lo importado y lucha contra ellos... ella sólo lucha con todos para que todos puedan sonreir... no se sabe cuál tendrá que sentar cabeza, o si simplemente recuerden el momento en que hablaron de su primer hijo, que tal vez fue el osito de dormir o una mochila malamente diseñada por un indígena abandonado de sus raíces, y recuerden que soñaron siempre con tener ese hijo y muchos otros... y de repente se encuentren con un bebé muy chiquitico y morenito en esos hermosos y vibrantes rayos de sol que sólo dan calor materno hacia un primer sueño que es preferible que un primer millón. Y recuerden que nunca pensaron besarse esa noche... y que caminaron lento los puentes de la ciudad... recorriendo casi 120 cuadras a pie... y recuerden que hablaban de magia cuando todo era realidad... y recuerden que fumaron yerba y tomaron vino en un parque muy malamente iluminado... y recuerden que allí mismo, a plenas 4:30 de la tarde, con algunas gotas medianamente fuertes de lluvia cayendo sobre los rostros descubiertos se besaron por primera vez. Y tal vez cuando grandes recuerden que Peter Pan es sólo un cuento y no sigan jugando al papá y a la mamá.. porque ya no es un osito o una mochila o un zapato desaliñado... ahora son cinco hermosos hijos negriblancos con pecas los blancos y verdes claros los negros... todos llorando, saltando y gritando preguntando a papá y al abuelo... y a los tíos, si es que tienen... esos niños son sus hijos. Los hijos que reciben el valor de la libertad de una crianza elaborada desde que ellos dos, sus hermosos e inmundos padres tenían 18 y 17 años... cagones como ellos, cansones como ellos y soñadores como muchos que aún creen que la libertad es aólo una cuestión de lucha. Como el amor.
TODO LO QUE NECESITAS
ES AMOR
Y QUÉ IMPORTA QUE DIGAN QUE ESTÁ TRILLADO EL AMOR
SI NO HAN PROBADO LAS TARDES EN SUS BRAZOS DE
SOL

2 comentarios:

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...

El hombre sentado, eroticamente hablando de su vida, sentado en una silla, como la canción de Silvio. Es que así parece esta cosa nueva. Suena y parece que fuera esa canción, por lo menos al comienzo.

Qué hermoso eso de Cómo no escribirle a ella....
cómo no escribir después de tanto no-sufrir....
cómo pretenden que no escriba si lo que vivo es más hermoso que el paraíso, por eso prefiero vivir....
y es que son tantas las razones por las que podría escribir.... las cosas de la vida, como bien dice Andre, van llegando poco a poco... cuando uno menos se las espera.


Pero qué ambiente! carajo, qué ambiente de comisaría!, como si hubiesen muchos polícias, todos estúpidos hablando del caso de anoche y así, que de repente el narrador se va a otra realidad y empieza uno a volver al anterior cuento, a lo erótico, a lo silvio, de silvio al reggeaton y luego le bajamos el volumen a la música demoniaca y policiaca.




´Sí!!!, uno siempre termina escribiendo la belleza cursi y quién nos viera, nosotros(me incluyo, y a andre) hablando de reinventar el amor, y felices porque estamnos escribiendo una historia que ya fue escrita pero no tenemos ni idea que fue escrita entonces es como si no estuviese escrita, es lindo eso de matar la cursileria.
Qué linda persona de la que habla Antonio,
Qué lindo y romántico y cursi texto.

Salud Antoñito
Juampa

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...
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