martes, marzo 28, 2006

LA BENDITA MEMORIA A MATILDA

Cual si fuera poco, la sigo observando, lentamente trastabillando ante su bellaza que oscura y misteriosa se esconde tras la gente.

Escondo mi mirada cuando me encuentro con ella. No debo delatarme, pues debo comprender que a una mujer bella no se le debe exaltar su belleza. Pero ella, ella hace todo lo posible para que yo me delate. Tiene todo aquello que es suficiente para abrigar mi intriga.

Pareciera, pues, que para ella 30 y 60 no es 90 sino 40… pareciera, pues que se llama Matilda (que se parece a maldita pero que en cambio bendice mi vista).

No puedo ya ejercer mi libre derecho a argumentar: sólo puedo especular ante sus confusas manos que se mueven lentamente, cual si hubiera necesidad de que YO las agarrara. Estoy condenado a observarla… no podré jamás tenerla, y tal vez vive mejor sin mi recuerdo, sin mi olvido y sin mi tristeza.

Me pregunto si necesitará de mi alegría para vivir. De mi eterna alegría desmesurada. Creo que tal vez todos necesitan de mi alegría, yo necesito de la alegría de algunos… quiero la alegría de ella, de esa mujer chiquita, chiquita, morena (de chocolate), de su sonrisa amarilla como el amor de mi nacimiento (o mil novecientos?), de su mirada roedora-intrigante… de esa niña que no observa más que el tablero y jamás voltearía su hermoso rostro hacia atrás, para dirigirme su sonrisa sincera.

Ella copia y copia, mientras yo le escribo.
Los mayas dicen que soy Guerrero Lunar Amarillo, y que tengo el poder de la telepatía… necesitaría de la otra persona? O ella sabrá que la admiro sin detenimiento y le escribo sin parar cada vez que pienso en su rostro y su pequeño cuerpecito.

Te advierto que si ya sabes que te observo y admiro tu intrigante belleza, estás condenada a recibir mi aliento, que son mis letras, que son mi más bella alegría.
Seguramente no eres ten hermosa… el hermoso debo ser yo que te veo hermosa. En ese caso eres infinitesimalmente hermosa!

La belleza a veces no se puede explicar, pero estoy tan impresionado con la tuya, que estoy dispuesto a realizar un tratado a tu belleza, bendita Matilda.

Qué fácil me sorprendo… ¿no?



Toño, 13-03-06

1 comentario:

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...

Jajajaja

Es que eso de ponerse a escibir hermosamente sobre mujeres que a lo mejor me mostro alguna vez y que si si eran hermosas y pequeñas y morenas....eso lo hace grande.