EN LA PIZARRA NEGRA DE MI DESGRACIA, DIBUJO EL ROSTRO
AMARGO DE LA DICHA
Piel gris y poca comida para dar. Paramar queda la desgracia de lo que queda afuera. Para escribir queda el desolador panorama de un gato que maúlla y me quiere como me pueden querer las almas de los que no me acompañan y del que camina ebrio, sabiendo que la desgracia es lo único que no desprecia el tiempo.
En este tiempo y en este espacio, hoy cohibido totalmente de mi propia libertad, privado de mi cuerpo y con la complejidad de que lo que está afuera no sólo representa lo que deseo, sino que verdaderamente está luchando por mi libertad.
Una Bala, que quiero circular en todas sus dimensiones y ventanas, mientras descubro la piel de su espalda, mientras libero el espesor de mi mente cuando encuentra su cuerpo, liberándolo con un pensamiento, con una palabra que muere en el coliseo, y que redime lo que nunca he sido capaz de decir, no necesitando hablar, no necesitando más que saber que hay alguien esperando allá afuera. Yo te veré allá afuera
Necesito un disparo que no sea verde militar, necesito una bala que se meta tan dentro y que acondicione mis palabras a la real libertad.
Cuando no estamos en libertad sabemos que lo poco que nos queda es la palabra escrita, que no logra sobrevivir a la libertad real que tampoco está afuera.
Tendremos que pagar 75 horas.
Estamos atrapados y aún nos queda la palabra.
Escrita.
2007 (Mayo 25)
Antonio Camilo G-S
Piel gris y poca comida para dar. Paramar queda la desgracia de lo que queda afuera. Para escribir queda el desolador panorama de un gato que maúlla y me quiere como me pueden querer las almas de los que no me acompañan y del que camina ebrio, sabiendo que la desgracia es lo único que no desprecia el tiempo.
En este tiempo y en este espacio, hoy cohibido totalmente de mi propia libertad, privado de mi cuerpo y con la complejidad de que lo que está afuera no sólo representa lo que deseo, sino que verdaderamente está luchando por mi libertad.
Una Bala, que quiero circular en todas sus dimensiones y ventanas, mientras descubro la piel de su espalda, mientras libero el espesor de mi mente cuando encuentra su cuerpo, liberándolo con un pensamiento, con una palabra que muere en el coliseo, y que redime lo que nunca he sido capaz de decir, no necesitando hablar, no necesitando más que saber que hay alguien esperando allá afuera. Yo te veré allá afuera
Necesito un disparo que no sea verde militar, necesito una bala que se meta tan dentro y que acondicione mis palabras a la real libertad.
Cuando no estamos en libertad sabemos que lo poco que nos queda es la palabra escrita, que no logra sobrevivir a la libertad real que tampoco está afuera.
Tendremos que pagar 75 horas.
Estamos atrapados y aún nos queda la palabra.
Escrita.
2007 (Mayo 25)
Antonio Camilo G-S
4 comentarios:
QUIERO UN Balazo de cumpleaños.
Debe ser un problema ni el hijueputa.
Bueno... yo no puedo decir lo mismo que dice Juan... esta la unica manera que me queda para decirle que es un nuevo año... sea una porqueria o no... pero bueno... ya tiene 20... años, risas, lagrimas, tristezas, problemas, recuerdos, mujeres, poemas, escritos, madrazos, balazos, lo que sea pero son 20... jajaja... como mis despedidas... Es una bonita versión... se lo juro... el piano es espectacular y el violin que acompaña al bandodeon en esa ocasión literalmente llora... es una hermosa versión... si la quiere ya sabe donde encontrarme...
Basurita basurita basurita de soledad.
Me gusta, aunque no tenga puta idea de quien es. me gusta...
eso es lo bueno de la literatura, no?. No se necesita rostro para sentirce pleno
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