sábado, junio 02, 2007

BALAZO

No quiero estar más cerca de mí
y tampoco me quiero morir.

Mi cuerpo se queja,
grita,
mis pestañas arden y
mi pómulo izquierdo protesta.

Todo me duele y
ya tengo lo que me duele tanto,
lo que nunca soñé y
lo que nunca añoré.

Y también entiendo que
aquello que tanto soñé,
eso que me duele siempre,
lo que siempre añoré...
no lo tengo y
sus colores no los alcanzo y
su visión es una ilusión y
la profundidad del mar no es otra
que el centro de lo escondido,
el motor de mi dolor,
la razón de mi impotencia y
la incapacidad de mi corazón.

5 comentarios:

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...

Es un viaje que se debe hacer solo.

Calamaro me pone triste. Por qué, por qué te pusiste así, la próxima vez te digo que sí. Para enemigos, un montón de gente corriente.

Es un viaje de dolor que se deb hacer solo. Una via alterna, dicen los periodistas, cuando ven la masa de gente que camina, enardecida (?), enardecida!?, y ninguno ha leído hoy el periódico. (Esa multitud solitaria, siente el viaje solo, y siente el corazón impotente por no poder hacer nada.)

¿Usted sigue creyendo que se puede lograr algo en comunidad?

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...

Un abrazo grande de esperanza y gratitud por su paz, que es paz sólo sí usted quiere y hoy no quiero escribirle sino hablarle. PAZ!...por favor, que su mejilla descanse, que su corazón también, no se golpee.

Cúmulos de bellezas...

Anónimo dijo...

Muy al estilo de Habana Blues... Y cuando sientas frio cubrete con las ramas de mi destino donde te lleven los pasos te encontrara mi te quiero y mi abrazo... y todos buscando un sueño cambiamos asi de rumbo si es profunda la distancia profunda la lejania en un alma peregrina no existe ciudadania... estoy de acuerdo con Juan... no se golpee... PAZ... PAZ...

UN ABRAZO

Anónimo dijo...

Dice Marcel Proust que la gente pierde tanto tiempo leyendo el periódico, cuando hay miles de hojas que merecen más ese tiempo.

Yo hablaba con Carlos ayer lunes, acerca del merecer. Y pensábamos que yo siempre pensaba que yo no merecía, y en general bastantes veces los humanos pensamos que no merecemos eso. Hay quienes dicen también que es probable que uno merezca, pero dicen no, no lo quiero. Yo sí quiero lo que pienso que no merezco y es un amor. Es un amor que no creo que merezca no porque sea muy poco yo, sino porque la veo tan sublime a esa persona que necesito que me demuestre que sí merezco su amor o su lo que sea. Al menos sus besos en alguna noche y poderme sentir más libre para darle mil abrazos y uno más.

Pero ella no está hoy ni va a estar en este tiempo.

Ese es mi Balazo... esa es mi espina y uno de mis dolores. Claro, este balazo que escribí ahí no se refiere sólo a ella, como bien lo han de suponer ustedes dos, fieles lectores.

Gracias por contarme algo cuando me leen. Algún día publicaré algo que realmente sienta y vea que es bueno... por ahora escribo esto sin disciplina y sin fervor. Bueno, con amor.

Aún hoy creo en los sueños colectivos y más que nunca en la vida en comunidad y para la comunidad.

Mucho.

Gracias a usted en parte, gracias a mis convicciones en parte.

Me golpeo porque para eso estoy hecho: para golpearme y no golpear a los que respeto. A los que no respeto, los golpearé; y a los que respeto pero detesto, pues también para ellos llegará un balazo de mi parte.

Ojalá esa pequeñita me pegue mi balazo. M.A.

Qué curioso... al revés.

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...

Entonces todos tenemos nuestros balazos, no nuestros dolores sino nuestros balazos.