martes, junio 24, 2008

Siete Fragmentos de ¿Nada?

Tengo los párpados brotados por la inefable sencillez del insomnio al que tu recuerdo me incita.

Y al pasar la noche me despierto con las primeras luces enloquecedoras del día que cegan mis ojos en el reflejo de tu cuerpo.
Eres tú la primera imagen que se forma en el entendimiento cuando me despierto.
Son tus ojos, almidonados con mis quereres, los que se me presentan con el llegar del nuevo día que transcurrirá, como todos, albergando en mi paciencia a tu ausencia, tan presente como los besos que te voy mandando en cada letra, en cada suspiro, y con las caricias de mis manos sobre tu piel, que a su vez se imagina a tus fuertes manos balanceándose sobre mis dedos.
Tus imágenes se van convirtiendo en vitaminas para la espera.

Tu recuerdo es el licor con el que me voy volviendo loco… y tus brazos son el albergue en el que se encuentran mi corazón y mi estómago.
Te renombro con cada palpitar y te observo, desde la lejanía cada que me repito la palabra vivir. Los días, estos tortuosos y mentirosos días, no se me reservan para mí ni un pedacito de gloria. Cada que me dispongo a discutir con mi impaciencia y mi inanición, me encuentro con la miserable desfachatez de una nueva mala nueva.

Enciendo entonces la vela de la esperanza, pero la esperma caliente se va confundiendo entre la inhóspita hierba que me convida a vivir, sin esperanza.
Sin esperar.
Retorno a las disquisiciones salúbricas sobre mi estado de condolencia y sólo encuentro la intolerancia de mi pensamiento incesante que, perdiendo, vuelve a centrarse en mi clara necesidad de verte, para seguir pensándote.

Tomo un café y vuelvo a caer en la certeza de tus ojos oscuramente claros, casi clarividentes. Destapo con sumisión y sigilo una cerveza y me recreo en una cinta de video que te proyecta en la pared de mis sueños, aun cuando yo no me aparezca en tu dormitar.
Me echo de más cuando te echo de menos.
Me desplazo por las letras sagradas y profanas de la muerte, y me siento como un grito paseándose por la ronca voz de la puerca vid de un juego de ajedrez.
Abro con delicadeza un sobre de azúcar para endulzar mi lengua que a veces parece enlodarse con la hiel de mi corazón sin ti.

Me endulzo cruelmente con la melancólica presencia de tu paciencia impaciente, sin carne roja en el trópico.
Prendo un cigarrillo con la clarividencia casi irrefutable de la muerte que acompaña ahora a ese poeta.

Retumban en mis oídos malsanos las voces minúsculas de dos niños casi blindados de la barbarie y cantando Sócrates mientras frías gotitas envainan su cuerpecito juguetón que parece no equilibrar las consecuencias y parece nadar por encima de la nada, empedrándose en el interior de nuevos fracasos risueños.
Y tú sigues a mi lado.

En cada almuerzo catastrófico, en cada nota desconocida de una vieja canción conocida.
Sigues en cada hielo que desaparece entre el amarillento morir de un whisky.
Sigues presente en cada estruendosa lata de cerveza y en cada penetrable invitación a un vino. Sigues presente en la sudadera de un colegio rural que no suda. Sigues presente en el maullar de un gato negro y en el escape de un perro manso.
Sigues tan presente en mi mente, como tu ausencia con licencia.
Si te despegas, me abandonaré a cada poro de tu cuerpo y a cada cáliz del misterio.
En medio de la cuerda locura -que no me cura- de tu ausencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

que innecesaria sensación la que despiertan estas letras que forman frases... frases que como la misma narración reviven recuerdos y humedecen los ojos, quisiera amar, lo dificil es no temer...

Santiago Jiménez Ramírez dijo...

Uy no! claro que no temer es facilísimo! El amor y el miedo son las únicas fuerzas desequilibradas! adivinen cual gana!
Para leer esto, el azar de mi computador eligió tu fantasma de silvio y queda bien, lo de los días mentirosos está feo de recibir, pensar que uno es tan mentiroso que dice que hay días y no eternidades. chu chu chu buenos días!

Anónimo dijo...

y pensar como cambia el color de sus palabras con los años, con el amor. y pensar que creo conocerlo pero me sorprendo con el tono nuevo de su renovada aunque melancolica inspiración. y pensar en usted en esta distancia larga, larga. y pensar que no somos los mismos aunque lo somos. Pensar que pensaba que esas palabras algun día serian para mi, como quien secreta y caprichosamente lo quiere todo para mi.
Me gusta este nuevo amor, calientito y bonito. Que bueno leerlo y verla a ella y esas manos fuertes y pequeñas, y el clima, y los viajes y todo se ve ahí. Que bueno verlo en el amor, aunque lejos.
no se vaya muy lejos, peru es cerquita cerquita, traigame algo bonito, fotos bonitas y buenas noticias. (y piripicheo)
Que buena que escriba de nuevo, así sean pingadas como las de lloviendo tu bien sol que me hacen reir.

Anónimo dijo...

Amar es muy jodido.. como tener y perder, y ser, sin pensar.

Juan Pablo Angarita Bernal dijo...

Mierda. Le había comentado algo...no sé si lo recibió alguna vez. Espero que sí. Pero me alegró mucho leerlo esa noche.