En Tulcán me paró un señor y me dijo que la coca era ilegal. Yo le dije que no soy y que sólo sé amar. Mi amor me dijo que estaba colgándome en mi inocente longevidad. Y el señor de uniforme gris me pidió cuarenta dólares para no aprehenderme.
Yo no aprendí.
En Quito me asustaron los altos edificios parados y los túneles en donde los besos saben más sabroso. Me busqué en los viejos recuerdos que me aferraban a ese lugar, pero al otro lado del teléfono algunas voces frías e inconexas me retrasaron la ambición.
No me encontré.
En Manta me cubrí con el manto del mar y la playa me arropó con el mantra. El porro me supo a aguacate y la asamblea me dio correa. Caminé y gasté lo que debía pero estuve comiendo camarón que intoxicó al amor.
Yo me silencié.
En Tumbes no me tumbaron y vi el gran poder del sol. Luego caminé como quien busca a Jesús y llegué a un Jerusalém tan cochino como el Ingeniero Alberto.
Jesús estaba en cuadritos.
Ahora me llegué a la lima para que mis asperezas se tiñan de arroz paracas y mis amores se recuerden en los trayectos alados al lado del mar.
Estoy colgado en el amor y subo nota en el final.
De la noche limeña.
7 comentarios:
No aprendió,
no se encontró,
un amor intoxicado lo silenció,
el Ingeniera Alberto,
le pidio a Jesús que estaba en cuadritos
Otra..
Noche limeña.
Estuvo viajando!
qué?
se acabaron los viajes?
..te invito a uno.
donde estas Antonio Gomez
Siu,
estoy en el vientre de mi amada junto a mis amores. Mis soles, mis lunas y nuestro amor.
linda descripción de la tierra de nasca y del sol.
En el caso de amar a una mujer, vale la pena amar solo?
-usted ha viajado más que yo, supongo que también ha amado, qué pueden decir sus palabras frente a la pregunta de este ingenuo-
se me antoja que es más interesante preguntar, los aplausos siempre están de más.
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